Europa debe unir fuerzas para competir realmente en la carrera armamentística digital

Jérôme Totel, director de Innovación y Estrategia del Grupo (Data4)

La inteligencia artificial (IA) y la cloud computing están transformando profundamente la economía global y acelerando la carrera por el desarrollo de infraestructuras digitales. Francia, pero también Europa en su conjunto, están enfrentándose a una feroz competencia internacional, en particular por parte de Estados Unidos y China, líderes del sector.

Europa debe estar a la altura para no quedarse todavía más atrás. Pero, para alcanzar una verdadera soberanía tecnológica, debe esforzarse en tres áreas esenciales: debe reforzar las redes de comunicación; debe desarrollar centros de datos eficientes y sostenibles, y debe adoptar una estrategia colectiva.

La demanda disparada exige planificar con antelación

El crecimiento de la demanda de potencia computacional es exponencial. En Francia, se espera que la capacidad de las infraestructuras digitales se cuadruplique de aquí a 2030 y alcance 1,9 GW, de los cuales 850 MW corresponderán a la IA. Ante esta presión, es necesario que los operadores aceleren el despliegue de centros de datos y aumenten las capacidades de las redes para facilitar la circulación de datos.

El sector de los centros de datos está evolucionando y expandiéndose rápidamente, con un crecimiento anual del 30 %. Ese aumento de la demanda exige una planificación meticulosa y una mayor industrialización. Por ello, el sector debe replantearse su estrategia y adaptar sus infraestructuras para crear campus más grandes con volúmenes operativos sin precedentes. La idea es pasar de los 2 o 3 MW de 2015 a más de 50 MW en un futuro próximo. También debe tenerse en cuenta la planificación urbana de las instalaciones de los centros de datos para que la eficiencia sea máxima y se integren lo mejor posible en el entorno local.

El impacto medioambiental de la IA y de los centros de datos

El avance de la tecnología digital conlleva un importante desafío medioambiental. El sector digital representa, por sí solo, el 4 % de las emisiones globales de CO2. El 16 % de esa cifra corresponde a los centros de datos. Ante esto, es imprescindible integrar la responsabilidad medioambiental en el desarrollo tecnológico.

En esta transformación, la optimización energética está desempeñando un papel fundamental. Las mejoras en el diseño han reducido el consumo energético de los centros de datos en un 25 % en los últimos 10 años y Europa cuenta actualmente con un valor de eficiencia energética (PUE, por sus siglas en inglés) entre 1,2 y 1,3. Por otro lado, los innovadores materiales de construcción que se están usando también ayudan a limitar la huella de carbono. Gracias a la colaboración con un importante fabricante italiano de hormigón armado y pretensado prefabricado, Data4 ha puesto en marcha una estrategia de hormigón de bajas emisiones de carbono que ha reducido el impacto de carbono de cada edificio nuevo en un 13 %.

Asimismo, la monitorización en tiempo real del rendimiento medioambiental está generando beneficios valiosos que van un paso más. Contamos con herramientas específicas para medir con precisión el impacto energético de las infraestructuras y optimizar su gestión.

En un momento en el que la demanda de la potencia computacional no deja de crecer, el futuro de los centros de datos exige un enfoque innovador y sostenible. El rendimiento digital no puede desentenderse de los problemas medioambientales y la industria debe conciliar innovación y responsabilidad para afrontar este desafío.

Una Europa fragmentada frente a los gigantes globales

Uno de los mayores frenos a la competitividad europea es la falta de coordinación. A diferencia de Estados Unidos y China, que cuentan cada uno de ellos con tres grandes proveedores de telecomunicaciones, Europa tiene alrededor de un centenar. Debido a esta fragmentación, las partes implicadas no son capaces de competir a nivel internacional.

La historia de Airbus demuestra que la cooperación europea puede conducir al éxito. En lugar de que cada país desarrolle de forma aislada a sus líderes tecnológicos, urge reunir a las empresas más prometedoras, como Mistral (Francia) y Aleph Alpha (Alemania) en el campo de la IA, y proporcionarles las condiciones necesarias para competir con los gigantes mundiales.

El desafío estratégico de la brecha de competencias se solucionaría con las habilidades y el talento

Las infraestructuras digitales no se pueden desarrollar sin una gran inversión en formación y captación del talento. En los dos últimos años, tanto operadores como proveedores y clientes han competido entre sí para contratar a profesionales cualificados.

Ya no se trata solo de atraer el talento. Ahora es necesario estructurar todo el sector y centrarse en la formación y en la colaboración con centros educativos e iniciativas públicas. Para crear un ecosistema digital eficaz es necesario promover las competencias colectivas y garantizar un personal cualificado en Europa, capaz de responder a los futuros retos tecnológicos.

Un punto de inflexión decisivo para Europa

Europa se encuentra en una fase crítica de su transformación digital. Para no perder el tren, debe acelerar el desarrollo de sus infraestructuras, adoptar una estrategia colectiva para competir con las naciones más potentes e invertir mucho en innovación y talento.

El futuro de la IA se está definiendo ahora. Si Europa no se dota rápidamente de la infraestructura necesaria, los centros de datos estadounidenses absorberán la demanda y, una vez que eso ocurra, resultará muy difícil recolocar los datos en Europa. Se trata de una oportunidad única para que el continente logre una fuerte soberanía digital. Pero, para ello, debe actuar ahora, con ambición y determinación.